Calendario de Luna, sesión 4
- gimenaromeroartist

- 24 feb 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 mar 2023
Cuando la humanidad creía que el cielo era la morada de los dioses, un hombre se atrevió a mirar en ella para aplicar los métodos de la ciencia que se habían descubierto hasta el momento. Galileo Galileí un acuariano de hueso verde.

Quiero aprovechar esta sesión de nuestro calendario lunar para rendirle un breve homenaje a Galileo en el mes de su cumpleaños. Galileo Galilei nació en la ciudad de Pisa, el 15 de febrero de 1564, (¿Astrónomo, músico, adelantado a su época? !Acuario seguro!) procedente de una familia de nobles y burgueses venidos a menos. Su padre, nacido en Florencia, fue músico de vocación, pero las dificultades económicas le llevaron a dedicarse al comercio, motivo por el que acabó en Pisa.
Con la muerte de su padre, en 1591, Galileo Galilei vuelve al lugar en el que creció, tenía la presión de responsabilizarse de su familia, y entre otras cosas, atender la dote de su hermana Virginia y Livia. Fue una época de dificultades económicas que se fueron agravando con el tiempo, ya que en esta etapa también nacieron los tres hijos del propio Galileo, en unión con Marina Gamba, con quien no llegó a casarse. (chismesito, Galileo acuariano, again)
Su ascenso en la cátedra de matemáticas de Padua no parecía suficiente, por lo que volvió a las clases particulares, con anticipos y préstamos para hacerse cargo de sus necesidades económicas.
Pero según parece, este tiempo en Padua, que se prolongó hasta 1610 fue una etapa de felicidad en su vida, su periodo más creativo e intenso, con diversas invenciones. Entre ellas, una máquina para elevar agua, un termoscopio o un procedimiento mecánico de cálculo.
En el año 1602 Galileo volvió a sus estudios sobre el movimiento. En el periodo hasta 1609, desarrolló las ideas que se convertirían en el núcleo de su obra «Discursos y demostraciones matemáticas en torno a dos nuevas ciencias (1638)».
Descubrimientos astronómicos de Galileo Galilei
En 1609 Galileo visitó Venecia para pedir un aumento de sueldo. En este viaje le llegó la noticia de un anteojo que un holandés regaló al príncipe Mauricio de Nassau. Galileo aprovechó el potencial de este instrumento óptico, perfeccionándolo para poder obtener de él un uso provechoso para el campo científico.
Entre 1609 y 1610 Galileo Galilei protagonizó las primeras observaciones a la Luna con este telescopio. Estas le llevaron a comprobar la existencia de montañas y cráteres en nuestro satélite. Este hecho contradecía las tesis aristotélicas que exigían la completa esfericidad de los astros.
Otro descubrimiento que contradecía teorías antiguas fue el de los cuatro satélites de Júpiter. Este demostró que la Tierra no era el centro de todos los movimientos que acontecían en el cielo.
Galileo también observó que Venus tenía fases semejantes a las de la luna. Este hecho lo interpretó como una confirmación empírica al sistema heliocéntrico de Copérnico, el cual daba una explicación a este fenómeno.
En el 1610 Galilei publicó un ‘El mensajero sideral’. Con este breve texto dio a conocer sus interesantes descubrimientos, brindándole una temprana fama en toda Europa. Este libro se lo dedicó al duque de Toscana Cosme II de Médicis y, en su honor, los satélites de Júpiter recibían allí el nombre de «planetas Mediceos».
Sus descubrimientos y la publicación de su obra le valieron su nombramiento como matemático y filósofo de la corte toscana. Además, tenía la posibilidad de por fin volver a Florencia. El nuevo empleo de Galileo incluía una cátedra honoraria en Pisa, sin obligaciones docentes. Esto ‘contrato’ le hizo preferir un monarca absoluto a una república como la que existía en Venecia. Ya que según escribió «es imposible obtener ningún pago de una república, por espléndida y generosa que pueda ser, si no comporte alguna obligación; porque, para conseguir algo de lo público, hay que satisfacer al público».
Sin embargo, el astrónomo bien sabía que el poder de la Inquisición era superior en Florencia y el pensamiento de esta institución frente a los descubrimientos modernos del universo. Por ejemplo, la Inquisición comenzaba a ver a Copérnico como un sospechoso hereje, a quien Galileo había dado la razón en más de una ocasión con sus teorías que preconizaban el heliocentrismo frente al geocentrismo.






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