Tapiz, jardín y primavera - Sesión 04
- gimenaromeroartist

- 31 mar
- 1 Min. de lectura
Bordar es intuir. La aguja avanza como quien camina en la niebla, confiando en que el hilo sabrá encontrar su destino. La tela es un territorio desconocido, y cada puntada es un acto de fe, una puerta que se abre sin saber qué hay del otro lado.
Los colores se buscan, se llaman en silencio. En la hebra más delgada cabe un bosque, un río, un atardecer entero. En cada curva hay un respiro, en cada cruce una pequeña revelación. El bordado se despliega como el vuelo de un pájaro, ligero pero preciso, trazando su mapa en el aire.
Hoy bordamos sin prisas, sin certezas, dejándonos guiar por el hilo como quien se entrega al cauce de un río. Porque bordar es también aprender a confiar en lo que aún no vemos.
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